Diciembre de 2015
En cuanto a los abonos: yo no suelo utilizarlos demasiado (ni químicos ni orgánicos) con los Lithops adultos, porque se trata de un género de plantas que son originarias de terrenos muy pobres. Su hábitat natural son praderas semidesérticas en las que la riqueza del terreno brilla por su ausencia.
En todo caso puede utilizarse un abono muy suave, para ayudarles en la fase de floración y, según lo que he leído por ahí, puede que también en la muda, aunque yo dudo mucho que se deba abonar para nada más que la floración.
El algún raro caso he probado con un fertilizante muy suavecito que suelen emplear los que se dedican al cultivo de bonsáis, se llama BioGold, es muy caro, viene en formato sólido (bolitas), y tiene una composición NPK de 5,5-6,5-3,5. (Ver Nota 1). En todo caso, aunque se trata de un abono relativamente caro, podremos permitirnos ese lujo ya que lo utilizaremos en contadas ocasiones.
Yo sólo suelo abonar a mis Lithops adultos en momentos puntuales o en macetas que llevan bastante tiempo sin ser trasplantadas (¡pero tiene que ser mucho tiempo de verdad!).
Por supuesto que si abonamos a un Lithops este crecerá mucho y estará muy fuerte, pero eso no es necesariamente bueno. Pasa un poco lo mismo que con el agua: si regamos demasiado a un Lithops, este engordará muchísimo, hasta que llegué un día en el que, literalmente hablando, el Lithops explotará.
En realidad casi nunca estoy preocupado porque mis Lithops estén demasiado débiles y sean demasiado pequeños, mi auténtico problema suele ser el contrario: me preocupo cuando mis Lithops están demasiado grandes, gordos o agrietados.
Lo que sí he utilizado en alguna ocación es un abono líquido para las plántulas en su primer año de vida. Suelo comprar algún fertilizante para cactus y suculentas que tenga un NPK típico para este tipo de plantas (por ejemplo 4-6-9) y lo diluyo con casi el doble del agua que recomienda el fabricante, para suavizarlo (Ver Nota 2).
Por el mismo motivo, los Lithops no necesitan ser trasplantados con demasiada frecuencia. Pueden aguantar fácilmente tres, cuatro o incluso más años en la misma maceta, ya que el empobrecimiento de la tierra no será un problema excesivo.
En realidad el motivo más frecuente para trasplantarlos es que la maceta se haya quedado pequeña porque haya habido mudas dobles varios años y al final tengamos un ejemplar de muchas cabezas.
En todo caso que nadie entienda que los Lithops "viven del aire". No es así. Necesitan pocos nutrientes, ¡pero necesitan algunos! Lo que pasa es que, por muy pobre que sea el sustrato que empleamos, casi siempre es suficiente para un Lithops. A propósito de esto podemos consultar otro artículo que publicamos en esta misma Web hace algún tiempo:
"¿Es cierto que los Lithops no necesitan nutrientes?"
La persona que realizó la pregunta que ha motivado este artículo en realidad sabe mucho de abonos, yo diría que incluso mucho más que yo. Por eso voy a reproducir al final de esta página (Ver Nota 3) algunos de sus párrafos en los mails que intercambiamos recientemente.
En todo caso, no quiero dejar ninguna duda, mi recomendación es no abonar nunca a los Lithops adultos (salvo en el improbable caso de que los cultivemos en un sustrato con carencia absoluta de todo tipo de nutrientes) y, cómo mucho, abonar ligeramente a las plántulas de Lithops durante su primer año de vida (aunque tampoco creo que esto sea realmente necesario).
La sigla NPK suele utilizarse para distinguir el contenido en Nitrógeno (N), Fósforo (P) y Potasio (K) de un fertilizante.
Después de la sigla NPK se suelen indicar tres números que representan las proporciones de los tres nutrientes: el primer número se refiere al porcentaje de nitrógeno, el segundo al porcentaje de fósforo y el tercero al porcentaje de potasio.
Hacia 1840, gracias al trabajo de Liebig (1803-1873) y otros autores, se supo que las plantas necesitaban para poder construir sus tejidos que el suelo contuviera estos tres elementos en forma fácilmente asimilable.
El cuarto elemento indispensable, el carbono (C), lo pueden tomar del dióxido de carbono (CO2) presente en la atmósfera.
Por supuesto que las plantas necesitan también, en proporciones menores, otros nutrientes secundarios y micronutrientes.
Los fertilizantes NPK producidos en España, utilizados mayoritariamente en la agricultura, tienen la composición: 8-15-15 (algo más del 19% de los fertilizantes vendidos en España tienen esta proporción); 15-15-15 (más del 9% de los fertilizantes vendidos en España); 8-24-8 (casi un 8% de los fertilizantes vendidos en España); etc.
En principio, todas estas proporciones son excesivas para los Lithops, que provienen de tierras poco fértiles, por lo que, en todo caso, necesitan fertilizantes más suaves y aplicados con poca frecuencia.
Algunas veces, sólo algunas veces, utilizo para mis plántulas de Lithops un fertilizante para cactus y plantas crasas de la marca Flower, cuyo fabricante hace la siguiente prescripción:
Algunos párrafos muy interesantes del email que recibí de Gonzalo Sebastián de Erice, tratando sobre el asunto que nos ocupa en este artículo:
"Cuando Liebig poco antes de 1900 descubrió los abonos químicos, y su ley del mínimo, se organizó la primera guerra entre los abonadores orgánicos, los del estiércol y los químicos. En las conversaciones de Vincennes de 1905, que algunas encontré en Paris en los puestos de libros viejos junto al Sena, que ya no tienen libros al día de hoy, la guerra fue dura y los dos tenían razón".
"Luego llegó el japonés Masanobu Fukuoka, que ha fallecido hace poco, cultivando su arroz, sin hacer nada, como explica en su genial libro "La revolución en una brizna de paja". No abonar, no podar, no labrar, ese es su resumen. Pero la paja de su arroz una vez cosechado el fruto era el abono esparcido por el suelo para el año siguiente, dejando que crecieran los tréboles para que ocultaran las semillas del arroz, sembradas a voleo, y que no se las comieran los pájaros".
"De todo ello deduzco que si llamamos época de actividad a la época de los riegos de los Lithops habría que poner muy poco nitrógeno, que hace crecer hojas verdes, y a partir de marzo, algo más de fósforo y aportar más potasio, creciente, a medida que se acerca la época de la floración."
"Ello nos llevaría a un abono 3-6-12 para un clima como el madrileño de tierras no muy fértiles y cada vez más desiertas, más bien parecemos el sur de Namibia, o sea, el norte de Almería, que sólo llegaban a la cebada sin alcanzar al trigo."
"Y puestos a naturalistas voy a probar a regar con infusiones al principio, a partir de marzo, de cáscaras de aguacate y patatas, ricas en fósforo. Junto a cáscaras de plátano, ricas en potasio. Luego en verano una vez al mes a parte de los riegos, una infusión de cinco cáscaras de plátano por litro de agua tendría que darnos unas flores de lujo y unas semillas muy bien hechas".
"Ya iré viendo. Hasta San José, que es cuando se esquilan las ovejas, ya veo que no habrá que regar. De todas formas los excesos de fosforo y potasio no dañan a ninguna planta . . ."
". . . De todas formas los desiertos de Namibia en algunas fotos no son tan desiertos y se ven rastrojos y gramíneas y matas resecas que pueden dar paja y ser abono del año siguiente. También las lluvias aportan su nitrógeno. Los cultivos de secano en casi toda España se han cultivado desde siempre dos años seguidos con distinta cosecha, y el tercer año de barbecho, de descanso".
"Hay un clásico inglés "Dry Farming". Cultivos de Secano, libro de 1850 escrito por un Lord que vivía en África y que he perdido con los cambios de ordenadores, y que me mandó por los primeros tiempos de Internet un australiano que tenía pastores vascos para sus ovejas. Una auténtica joya, aunque no es especializado en cactus. En el fondo un melón de secano es un hermano mayor de un Lithops . . ."